Wednesday, April 23, 2008

domingo efervescente



había que envolver con aluminio el corazón
y después almacenarlo con un acústico tacto
que no nos diera tanta pena...
entender lo del ejecutor rastrero
que éstas son las horas que nos sigue dividiendo
también las injusticias nebulosas
y todo lo que no se entiende...
hoy todo se nos factoriza al pie del llanto
las lexías que en los huesos van royendo
producto de la creación peyorativa de la vida...
y tratamos de ser condescendientes
con el dolor del día ante la supresión habida
que nos destrona silenciados por trayectos...
vemos cómo la Naturaleza nos traiciona
con su lid entre estoicismo y rebeldía
y nos instala en su destino de exclusión ingrata...
así, somos sus cobayas y nos duele la distancia
la realidad nos tiembla ante los hurtos
de la ciencia y la sabiduría, y es la conciencia
lo que quisimos salir a lapidar y no
pudimos.

Wednesday, March 19, 2008

intento*


no quiero quedarme en el intento
de romper tus abyectas barricadas de ridículas rencillas
lo haré, traspasaré la anatomía del color
de las antagónicas instancias desiguales
y de la Historia blasfema y enfermiza
te diré, en todos los dialectos comprensibles,
que soy tan verbo y sustantivo como tú y como el resto
que huelo a tu olor y sé a lo que sabes
que camino igual que tú hacia lo desconocido
y construyo andamios bajo el signo de lo humano

los adjetivos que señalan y dividen no me sirven
tampoco una mirada de soslayo sumida en la sutil indiferencia
y en el asedio de unos ojos infectados por la idiotez
de pretender debilitar la dignidad y la vergüenza
tus pasos, lo ves, me obligan a retroceder como un cangrejo
como alguien a quien le han mostrado un futuro enmohecido
y, ahora contrariado, se resiste a darlo todo por sentado
los muros de hormigón que constituyen tus ideas
y que insultan la levedad y la inocencia de los otros
impiden que las manos se entrelacen, que los cuerpos se estremezcan

no quiero quedarme en el intento
de seguir soplando fuerte sobre ti y tu armadura
podría dedicarme a contemplar estatuas
pero prefiero aventurarme a ver lo que se cuece dentro
lo que germina, viaja como el polen y enriquece
afuera, en ese abrumador estadio, me hallo desprovisto
pero respiro y me seduce una avalancha de destinos
y me pregunto, ¿qué haces tú para perderte?,
¿a quién engañas escupiendo rasgos e inventándote etiquetas?
párate, aún resisto aquí, acércate y verás que soy espejo




*A propósito de las Jornadas Antirracistas, SOS Racismo, Madrid, Marzo-Abril, 2008.



Fotografía archivo personal © Rafael Romero 2008

Monday, February 18, 2008

podría desatarme


hoy aclaro mi perfil porcino
en la laguna de mi mente amanecida
sin el cuerpo que erizó mis olas

en mi olfato tu orquídea sigue viva
nada ha muerto en mi caverna
de espirales enredadas por tu carne

podría diluir mi rostro en cada muro
sentarme, estarme quieto
y ver por mí mismo lo que ha hecho la distancia

podría desatarme

del sol sólo quedan sus escamas

de malestar sus gotas, grotesca lluvia

y provocan más ceniza

y desatan más delirio…



Wednesday, January 30, 2008

escualo (pez oscuro que ilumina)


Cuando los días son así de largos y no tengo la ocasión de resguardarme de mi existencia, ni tampoco tengo la certeza de poder lograrlo totalmente, me voy directamente al baño. No enciendo la luz, cierro la puerta, la cierro. Y me veo allí sentado en el inodoro, inmerso en una oscuridad que satisface mi deseo de aislarme un poco más adentro. Es la misma oscuridad que siempre besa mi sien rasgada y los labios que esta boca a veces aborrece.

Batallando contra los bostezos de la noche encerada por insectos, pienso. ¿Lo ves? No soy un alga. Escualo.

De pronto, un mareo inadvertido me pone en alerta, mis glúteos están fríos, no voy a evacuar nada, sólo es la costumbre de las necesidades del cuerpo. Entonces el estrés me espina la mollera. Me agacho hasta besarme las rodillas. Es el efecto de las desarrolladas conversaciones del día, de las discusiones con la gente, del contacto de la muchedumbre, de escuchar rumores cavernarios, retrógrados y malolientes, de las llamadas de banda ancha, de los embrollos psicopatológicos. Excesos de realidad en dosis venenosas. El desvelo. La burla de todos mis colonos internos. El corazón resbalándose de un trampolín hacia una piscina sin fondo repleta de angelicales babas. Lacan dibujándome en su pizarra con los mismos trazos que tiene una pirámide de materia gris atrofiada con chantilly rancia encima, a manera de embellecedor para pudientes.

Luego hay las obligaciones, los impuestos y el tiempo. La cansada felicidad de darme cuenta de que estoy y de que he estado. Mi estómago vacío y mi mente repleta de almas, conjunciones de almas, secretos de almas. ¿Qué querré después de todo? Sé que no voy a dormir conmigo, que sólo dormiré con esta sombra que llevo puesta, jamás en reposo, ansiando que el día me descongestione un poco y que la luz no me moleste tanto.

Después del mareo, el humillo de una rala claridad me estorba el trance. Entiendo entonces que es un buen momento para saltar de la cornisa con todos los ideales dentro de una bolsa de papel manila con agujeros provocados por el tedio. Abajo no habrá nadie. Es el terruño de las utopías. Y empiezo a oír lo que ninguno oye: la ruptura de los huesos, el desgarro de los nervios, la explosión del cerebro, el desborde de las venas, el picoteo de las aves en mis ojos, el cierzo que siempre capta la eficacia del instante y el chillido de una verdad que se rasga como un rostro azotado por la arena del desierto.

Presto a cabecear, somnoliento y aturdido como hipócrita recién desenmascarado, me yergo y avanzo entre la oscuridad hasta la puerta.


De Ratario (Conmemoración de los posibles días) © Rafael Romero, 2004