Tuesday, December 20, 2005

momentum


Ella me llevaba de la mano.

Corríamos.

De sus ojos brotaban gotas de esperma.

Lo supe por el olor.

En el parque había dos o tres cerdos degollados descansando sobre la fuente del centro.

Ella los saludó con una reverencia y me cargó con sus brazos.

Su rostro ahora era un espejo y pude verme reflejado.

Yo era una niña y no parecía estar asustada.

Ella, con tristeza en su cara desnuda, me dijo que ya no me necesitaba y me lanzó a la fuente de
los cerdos degollados.

Quise salir de allí enseguida, pero no pude.

Me habían crecido senos en forma de berenjenas, y pesaban.

Adentro, junto a mí y a mis senos, flotaban las cabezas de los cerdos.

Una de ellas me pidió que la amamantase.

Lo hice.

De mis senos brotaba también el esperma.

Sentí una angustia enorme al pensar que pronto vendrían las otras dos cabezas y no me alcanzaría el esperma para amamantarlas.

Saturday, December 17, 2005

despedida de esperanza


Mi estado de ánimo en nada se diferencia a un trapo mojado y olvidado en un rincón de la cocina /Apreciar, tan sólo apreciar algo que no parezca desalentador es un nimio regalo divino /Orfandad espiritual, orfandad sentimental / No hay muchos trechos que llenen mis raquíticas expectativas; antes recias, hoy desnutridas / Esperar algo es apuñalarse un poco más y abrir la herida / Un poco más de tribulación y qué diablos, ya debería estar acostumbrado / Constatar que la vida es tan lógica e ilógica a la vez, acarrea tanta desilusión como molestias / El tiempo se ha puesto a la defensiva y matarlo ya no es cosa de adolescente deprimido: hay consecuencias, inseguridades, arrepentimientos / Constatar también que he sido abandonado; que siempre he estado abandonado y a merced de lo que vaya ocurriendo, complica más la historia: hace que el veneno se concentre adentro y se coagule para conservarse / Me siento abandonado y solo / La suerte no ha corrido mucho por aquí estos días: los días de mi vida / Los días para arrancarse un hueso, lamerlo un poco y luego subastarlo / Seguramente no sucederá nada, como se supone / Los ánimos seguirán en plan submarino / ¿Y yo? / Pues nada, por aquí, erecto, inguinal, perturbadoramente tierno, con cara de rostro y con una sonrisota de payaso epiléptico, esperando la caída del maná y la muerte de quienes me rodean.