Sunday, June 18, 2006

hibernación y maldición anacoreta


La próxima vez que lo sienta, lo dejaré salir con la pasión de las orugas que se aparean invisiblemente y no repararé en las consecuencias. A veces ya no distingo entre mi sugestión y la fiel intuición que me fue dada. ¡Qué confuso! Si tan sólo pudiese encontrar la forma más plena y profunda de decir las cosas, de llegar —haciendo uso de una explícita mirada que logre detonar los pistones del alma de mi objetivo— a no ser tan repulsivo. La próxima vez, si la hay, me sentaré a contemplarte hasta encontrar en tu cuerpo mi propia vereda.

Buenas nuevas desde lugares lejanos. Sorpresas. Dejar que los demás tomen la iniciativa cuando está cerca el fin del mundo. Dejar que los demás sigan su camino a cuesta de mis resbalones. La distancia haciendo flecos con papel sarcasmo y riéndose de mi contrariada alegría de lacayo al servicio del sentimentalismo. Con pálidos rasgos de animal exhausto recurro a la estática y allí permito que un fantasma me columpie con sus memorias de otras vidas. Luego, siendo no más que un artificio (pues así es que me percibes), me aviento a lo inconcluso y circulo sobre mi cabeza, girasol que mataría por ser una jirafa.

Sí, en Londres tienen razón: soy un personaje de escritor mediocre e hiperconfiado. Lo sabía. Camino demasiado rápido por las calles por las cuales hay que hacer escalas para impregnarse de narcisismo. Soy un abducido. Danzo y sudo con el polvo de los huesos del ser que no fui ni seré nunca. Busco encenderte los labios para fumarte. Ah, pero acabo de escaparme, eso lo explica todo. Además, suelo inspirarme con el desorden de las cosas y con la conducta de aquéllos a quienes les pesa la realidad y la envuelven como si fuera un bulto y la tiran a un barranco.

Mi corazón está tan lejos de mi pecho, exiliado en un desaire y en apuestas de fisgones que vinieron para espiarme. ¿De qué sirve cubrirse el quemado rostro con las lúgubres manos en señal de estarse lamentando? Lamerse las rodillas, delirar, buscar pepitas de oro entre el ripio, practicar engaños: eso sí funciona, es real: daña, beneficiosamente daña. Hay pájaros que a altas horas de la noche descienden a mi hamaca para rascarse la nuca con mis escamas. ¿Por qué no vienes tú a deslizarte conmigo y a darle de comer a estos plumíferos que parecen gorriones? Permitirse un arranque de instinto y de sentires escondidos es todo un proceso acuático, que termina con barcos anclando mar adentro y sirenas menstruándonos la frente.

Hoy no quise morir ni un sólo instante, preferí salir al patio (sólo al patio) y esperar a que un recuerdo se expandiense en mi cabeza y me brindase una sonrisa. Sin embargo, los recuerdos se han ido, como volutas de humo contaminante.

Monday, June 12, 2006

no intentes saber lo que llevo dentro (ni forniques con mis palabras)

He visto una gota de semen atorada en el ojal de una aguja de acero inoxidable, que vibraba ensartada en el pescuezo de un ave migratoria (y no de una paloma) / He visto desmoronarse una nariz en el pecoso rostro de un sidoso en menos de veinte segundos sin que nadie se alarmase / He visto cómo el aliento de una prostituta se petrificaba mientras se arreglaba frente al espejo luego de una faena de cinco míseros minutos / He visto a un hombre recolectar luciérnagas para exprimirlas en sus ojos y prolongar la llegada inminente de la ceguera / He visto un minúsculo mendrugo que después de ser hallado en una bolsa de basura, desapareció en las manos de un niño de la calle.



NO ME DIGAS QUE HAS VENIDO PARA ESTO PARA ESTARTE ASÍ PARA VENIR Y NO QUERER ABOMINAR PARA VENIR Y NO DECIRME NADA PRETENDER SALIRTE CON LA TUYA ERROR ERROR ERROR ERROR ERROR ERROR ERROR E

He visto a una hormiga enmudecer a un borracho al triturarle afanosamente las amígdalas mientras éste dormía derrumbado en el riachuelo de un desagüe / He visto la barbarie en las comisuras de unos labios jamás besados / He visto a una mujer inquieta por la aparición de seis costillas más en el lado izquierdo de su obeso cuerpo / He visto cómo de mis poros se desprende un halo mortecino que me recuerda que la descomposición es un lento bolero que se ejecuta con parsimonia de beato… ¿Puedo hablar ahora de algo que no sea de mi vida? ¿Puedes quedarte en tu sitio a contemplarme un poco, con algo de veneno y sueño?



NO INTENTES SABER LO QUE LE PASA A LA VIDA CUANDO EXPLOTAN LOS SUEÑOS A PLENA LUZ DEL DÍA NO INTENTES DESCIFRAR DESCIFRARME NI INTENTES SABER LO QUE LLEVO DENTRO NI FORNIQUES CON MIS PALABRAS

He visto nacer una mosca en la úlcera de un pecho lapidado / He visto el centro de la confusión en una radiografía urbana / He visto a una niña tuerta que lloraba mientras observaba cómo de mis ojos se escapaba alguna lágrima, de sangre / He visto florecer el paraíso en una tumba de tierra, con cientos de huellas de zapatos viejos encima, desfigurándola / He visto flotar una lengua ennegrecida en un tazón de caldo hirviendo; estaba viva y mientras se movía, el ectoplasma de una vulva se formaba con la grasa que flotaba en la superficie / He visto un toro rojo tratando de remojar su torcida quijada en un pesebre rebosante de materia gris y de creolina

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Tuesday, June 06, 2006

perplejidad (atónito ante la extrema dureza)


veme bien
por última vez,
aunque me duela,
antes de que
este cuerpo
se oscurezca
en un reflujo
de insectos asesinos;
acuérdate
de las promesas
y los sueños
cuando creías
ver en mí
la panacea
a la insistente
incomprensión
que te supera;
cuenta
mis palabras
y por única ocasión
permite
que se queden
un momento
en tu garganta
y repítelas conmigo:
«no volveré,
ya puedes respirar
tranquila,
seguramente hoy
empezarás
a liberarte
de lo que sucedió
en ninguna parte»

saboréala
perplejidad se llama
y es permanente


Fotografía de Marcos López © 2002.