Tuesday, August 16, 2005

la hora de



que se complementen, es todo / nada más es carne, vísceras, dermis consistente / dos puertos flotantes que se mueven agua abajo / dos páramos con vello que se mece por la actividad del cierzo / y el trasfondo / lo que se cuece dentro / la efervescencia del deseo / que se complementen, es todo / vela la sangre por conseguir su nido / en la plena concavidad del centro / que es simiente de proezas y de errores / hasta la hora de la muerte o de las tentaciones

8 comments:

Anonymous said...

Tan materialista y descarado te encuentro ahora, esto que escribiste me parece una reducción a la que todos estamos sometidos sin escape. Es triste y verdadero, como mis pensamientos más profundos.

Anonymous said...

No sé porque pero a mí me llega en especial esto. Es tan difícil que se complementen? Siendo tan poco y tanto a la vez.
No lo veo materilista, más bien todo lo contrario...

Anonymous said...

solo una palabra para describirlo:
intestinal...
esta buenisimo.

Anonymous said...

a mí las imagenes me dicen mucho más que las palabras, que a veces son innecesarias...

Anonymous said...

Claro, es obvio que no me refiero al materialismo como postura, sino como realidad, esa parte esencial (aunque no tenga nada de ideal) que nos hace ser lo que somos. Por eso mismo descarado, porque esa unión tan cuestionada entre el alma y el cuerpo no es evadida, sino todo lo contrario...

Anonymous said...

al decir materialista te refieres entonces a la materia, a lo corpóreo, Natalia??? es que ese término nunca lo había usado yo así... en el poema yo encuentro una necesidad medio desesperada de unión total, eso sí es verdad

Anonymous said...

Me niego a imponerle fronteras a las palabras, de verdad prefiero la mística del sentido oculto que siempre tiene cualquier expresión y que pocas veces percibimos.

Abrazos Rafael.

Anonymous said...

Las palabras no tienen límites, que cada quien las entienda como quiera, o como le convenga. Eso es lo interesante de la expresión poética. ¿No?