Saturday, August 13, 2005

mus musculus domesticus



¿Qué he sido hasta ahora? La pregunta perturba mi sacro descanso nocturno y acorta considerablemente mi noche. Y es que a lo largo de mi vida, muchos me han cuestionado al respecto. ¿Qué eres? Y yo me quedo callado y pienso, sí, ¿qué soy? La situación se remite a una conexión que me ata al arte, ya que debido a mis inclinaciones, la gente suele introducirme en el mundillo ese -el artístico- para luego etiquetarme y así poder conceptualizar mi vida. Ah, eres escritor entonces. Por una parte, no, no lo soy. Por la otra, quizás, qué más da, si al final todos resultan pretender serlo. Es una epidemia. Ah, ¿también pintas? No, eso menos. Justo ayer bromeaba con amigos que de haber nacido mujer, no habría podido pintarme ni siquiera las uñas; además soy daltónico y me tiemblan las manos. Pero bueno, ¿eres escultor? Y aquí sí tengo que darme la vuelta y reírme, a menos que piensen que soy el tipejo ese que hizo un su rollo así con basura y material de desecho, el muy imbécil. Contesto que no y me callo, para no polemizar. ¿Haces instalaciones? En segundo básico hice algunas, pero no funcionaron; que si más pierdo artes industriales con el profesor Esdras, soy malo con la electricidad y esas cosas. Mi respuesta causa risa, me da igual. ¿Eres actor? Luego de nacer, fingí llorar para que me pusieran atención y no me confinaran a una cuna, ahí, solito, medio abandonado. Creo que fue mi mejor actuación, la de nene berrinchudo. Me imagino entonces que eres músico, ¿no? La única vez que toqué un instrumento fue una flauta dulce e interpreté campanero o niño torero, no recuerdo bien, pero fue un indiscutible fracaso, por decisión unánime.
El punto es que tampoco soy (ni he sido ni seré) ningún artista conceptual, titiritero, cuentacuentos, poeta, dramaturgo, cineasta, nigromante, cómico, trapecista, crítico de arte, curador, payaso, diseñador, guionista, fotógrafo, paisajista, trovador, cantante, maestro de ceremonias, bailarín, ensayista, tenor, coreógrafo, samurai… Simplemente prescindo de las etiquetas tanto como de la poesía ancilar y de las multitudes, por ejemplo. Pensándolo bien, ya que me he criado en un ambiente de oscuridad, torres de papel, libros, botellas vacías, capas de polvo sobre apolillados muebles, telas de araña, entre otros elementos, he decido responder a la pregunta inicial de la manera más simbólica: he sido un ratón casero (mus musculus domesticus). ¿Sabían ustedes que aunque la luz esté apagada, un ratón jamás pasa por el centro de la habitación? Se desplaza siempre por los rincones, detrás de las cajas, de los roperos. Todos quieren llegar al centro de la habitación, cruzar la habitación por el centro. Yo no. Eso es lo que he hecho y, por ende, lo que hasta ahora he sido. Caigan luego ustedes en la cuenta con sus respectivas interpretaciones. Pero antes, imaginen esta escena:
-Mucho gusto Rafael, me comentaba Larry Cabulba que acabas de publicar…
-El gusto es mío, pero creo que el tal Larry está confundido. Yo no he publicado nada.
-¿Ah, no?
-No, me están confundiendo, señora.
-Pero entonces, ¿tú no eres?
-No, soy un ratón y ahorita ando un poco indigesto por todo ese cartón que había en la bodega de este centro cultural, precisamente. Voy al baño, no tardo.
Luego, la mujer se queda pensativa y se dice:
-Hmmm, esa cola me parece conocida.

4 comments:

Anonymous said...

Entonces sos, y eso es lo que a mi me importa porque haces, lo que veo, percibo y vivo de vos. Solo se que puedo sentirme a gusto con ratones o ratoncitos o ratas o cuyos o hamsters o que putas se yo...!!!!! no se de los roedores como vos. Solo se que en la obscuridad puedo verte tranquilamente.

Anonymous said...

La búsqueda de ese alter-ego ideal, que nos exima y resguarde de los juicios de la masa estúpida y encuadrante que pretende conocer fácilmente aquéllo cuyo nombre es sólo un leve indicio, apenas superficie de honduras que no vale la pena explicar... ¡Ah, cómo te envidio! Dichoso vos cuando ratón cartonero ante la idiotez.

Anonymous said...

Yo también soy lateral o descentrada, y me gustaría hacer lo que hiciste con la señora esa. Me alegra mucho poder encontrar lugares como el tuyo en medio del espacio virtual. Seguiré visitándote cada vez que pueda. :)

Anonymous said...

quisiera ser un ratón como tú (o más bien me hubiera gustado) porque ya me convertí en persona y salí a la luz pública, pero desde aquí, desde afuera, me da envidia no haber resistido tanto como tú, porque sé que salir tan pronto, no valió mucho la pena... saludos!!!